domingo, 20 de septiembre de 2015

Inmunidad

Hasta el siglo XX, el conocimiento del sistema inmunológico era limitado. Primero se conoció la producción de anticuerpos en respuesta a la infección o a la inmunización. Durante la década de 1930, el inmunólogo Karl Landsteiner demostró la gran especificidad de las reacciones de los anticuerpos. Los científicos también descubrieron que existían varias clases de anticuerpos. En particular, se puso de manifiesto la relación entre la llamada inmunoglobulina E y la alergia, y en la década de 1950 se precisó la estructura de un tipo de inmunoglobulina.
Se descubrió que el sistema inmune era el causante de la enfermedad por incompatibilidad del factor Rh, y responsable del fracaso de los trasplantes de órganos. Esto llevó al desarrollo de un antisuero que era eficaz para eliminar la enfermedad por incompatibilidad del factor Rh y al empleo de fármacos que inhabilitan de forma temporal al sistema inmunológico y permitían el trasplante de órganos, en especial de los riñones. Se encontró que la formación de anticuerpos era la causa de la alta mortalidad que producían las transfusiones de sangre, y la clasificación de la sangre según su especificidad inmunológica ha hecho de la transfusión una práctica segura y extendida.
En la última parte del siglo XX, los científicos descubrieron un área diferente del sistema inmune, el denominado sistema inmunológico celular, cuyo protagonista es el linfocito. Estos descubrimientos permiten la comprensión de muchas enfermedades debidas a defectos hereditarios de una o más subclases de linfocitos. Los intentos para corregir estas deficiencias se centran en inyectar al paciente células sanguíneas procedentes de la médula de un familiar cercano y sano. Las investigaciones actuales se centran en identificar las hormonas que provocan que los linfocitos del embrión se hagan funcionales.
                                                   

Técnicas diagnósticas

Durante la segunda mitad del siglo XX, se han desarrollado nuevos y mejores métodos para observar el interior del cuerpo humano. Los rayos gamma ponen de manifiesto ciertos iones radiactivos que marcan sustancias que reaccionan con células cancerosas. La tomografía axial computerizada (TAC) utiliza rayos X para producir imágenes tridimensionales de las estructuras corporales. La resonancia magnética nuclear (RNM) produce imágenes detalladas sin necesidad de utilizar rayos X. La tomografía de emisión de positrones (TEP) permite detectar estados precoces de enfermedad. La ecografía utiliza ondas de alta frecuencia para diagnosticar enfermedades y para realizar el seguimiento de los embarazos.


Enfermedad mental

A comienzos del siglo XX, la enfermedad mental seguía considerándose como sinónimo de locura; los enfermos mentales eran sometidos a un confinamiento cruel en el que recibían escasa ayuda. El tratamiento eficaz de algunos de los trastornos mentales ha mejorado mucho su pronóstico y ha eliminado en parte su estigma.
Las teorías postuladas por Sigmund Freud fueron uno de los primeros intentos de comprender el mal funcionamiento de la mente, pero los métodos del psicoanálisis, propuestos por Freud y modificados por sus seguidores, no son eficaces en el tratamiento de algunas psicosis graves.
Dos intentos precoces para el tratamiento de los procesos psicóticos fueron la leucotomía, también denominada lobotomía, introducida en 1935, y el electrochoque o terapia electroconvulsionante, ideada en 1938. La leucotomía y otras formas menos graves de psicocirugía se emplean de forma puntual en la actualidad, y el electrochoque se emplea para el tratamiento de la enfermedad depresiva grave cuando han fracasado otros tratamientos farmacológicos.
La introducción de fármacos fue uno de los mayores progresos en el tratamiento de estas enfermedades. Los primeros, las fenotiacinas, se comenzaron a emplear a principios de la década de 1950 para tratar la esquizofrenia, y han demostrado ser muy eficaces en el tratamiento de los síntomas de muchos pacientes con esquizofrenia aguda. Sin embargo, el entusiasmo inicial, que llevó a pensar que los hospitales mentales se podrían cerrar, fue sólo una ilusión. Los médicos se están dando cuenta de que a algunos de estos pacientes que no mejoran con fármacos, en cualquier caso se les debe proporcionar ayuda psicológica. También se ha encontrado que algunas personas tratadas con fenotiacinas durante muchos años desarrollan un trastorno neuromuscular complejo denominado disquinesia tardía. Otro importante avance en la farmacología de las enfermedades mentales ha sido el uso del litio para tratar la enfermedad maníaco-depresiva. Otros fármacos, como los antidepresivos tricíclicos, son muy útiles en la actualidad y se emplean con éxito en el tratamiento de la depresión.
                           


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