domingo, 20 de septiembre de 2015


Enfermedades del corazón

Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en los países occidentales. Sin embargo, se han realizado importantes avances en su diagnóstico y tratamiento. El diagnóstico mejoró con la técnica de la cateterización cardiaca, que permite medir la presión en varias cámaras del corazón y en los grandes vasos, y con la angiografía, un procedimiento para visionar estas áreas mediante rayos X. Las nuevas técnicas de imagen permiten evaluar la extensión del daño cardiaco y la fuerza de bombeo en personas que han sufrido un infarto de miocardio. De los muchos fármacos disponibles, un grupo importante consiste en bloqueantes de algunas funciones del sistema nervioso simpático. Estos fármacos se utilizan para tratar la angina de pecho (dolor torácico por estrechamiento de la arteria coronaria), las alteraciones del ritmo cardiaco y la hipertensión.
Los trasplantes cardiacos se practican desde hace varios años; algunas veces, se han empleado corazones artificiales de forma temporal, e incluso se implantó algún corazón artificial permanente a mediados de la década de 1980. También se han logrado avances en la prevención de enfermedades cardiovasculares con una mayor preocupación y mejor conocimiento de los riesgos potenciales del tabaquismo, el estrés, la obesidad, la hipertensión y los elevados niveles de colesterol en la sangre. Desde mediados de la década de 1920, el mundo occidental ha experimentado una reducción del número de muertes por enfermedades coronarias. Este declive se ha atribuido a los cambios en la dieta, el control médico de la tensión arterial, el descenso del número de fumadores y el aumento del ejercicio físico.
Los primeros bypass fueron realizados en 1967 y supusieron la creación de una nueva forma de devolver al corazón su riego. La angioplastia, desarrollada en 1977, consistía en introducir una sonda que posteriormente se hinchaba en el interior de las arterias estenosadas para conseguir así superar este estrechamiento. Otros avances quirúrgicos incluían la sustitución de válvulas cardiacas dañadas, la implantación de marcapasos para conseguir un ritmo cardiaco normal, el uso temporal de corazones artificiales y métodos más eficaces para corregir malformaciones congénitas del corazón.
La Medicina Interna es una especialidad médica que se dedica al estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades propias del adulto.
La Medicina Interna abarca las llamadas enfermedades internas que no ameritan un tratamiento con cirugía, el médico que practica esta especialidad es conocido como Médico Internista quien una vez egresado de una escuela de medicina como médico general debe cursar estudios de postgrado en medicina interna con una duración de tres años para poder ser considerado especialista en esta área.
Una vez culminados los estudios en medicina interna el médico puede ejercer como médico internista o bien optar por cursar estudios en subespecialidades de la medicina interna como son la cardiología, neurología, gastroenterología, dermatología, reumatología, infectología, inmunología, alergología, neumonología, hematología, oncología, nefrología, endocrinología y geriatría.
La medicina interna ofrece una visión amplia del paciente enfermo como un todo, ya que integra las distintas subespecialidades, el especialista en esta área es el médico de cabecera que puede acompañar al paciente a lo largo de su vida, desde la adolescencia hasta la ancianidad, preparándolo cuando requiere de un tratamiento quirúrgico, tanto de forma ambulatoria ante trastornos de la salud que no comprometan la vida como durante la hospitalización cuando el paciente amerite cuidados especiales. Muchas veces el internista es el médico de todo el grupo familiar.
En algunos casos medicina interna debe solicitar la evaluación del paciente por una subespecialidad para apoyar los procedimientos de diagnóstico y tratamiento de algunas condiciones específicas, en estos casos el especialista puede indicar un tratamiento que posteriormente será monitoreado por el médico internista tratante.
El médico especialista en medicina interna es capaz de diagnosticar y tratar enfermedades infecciosas, hipertensión arterial, diabetes, problemas metabólicos, trastornos de los lípidos en sangre, enfermedades respiratorias y trastornos digestivos, entre otros. Igualmente este especialista es el más indicado en el manejo de pacientes que reciben tratamiento con varios medicamentos de forma simultánea, en los que además de controlar las enfermedades de base es necesario monitorear la aparición de posibles efectos adversos o secundarios de los medicamentos o problemas derivados de las interacciones entre ellos.
Otra importante función de la Medicina Interna es la de implementar programas preventivos y de despistaje que permitan el diagnóstico temprano de enfermedades, incluso aunque estas se encuentren asintomáticas. Por tal razón se recomienda que toda persona adulta visite al menos una vez al año a su médico internista para una evaluación integral en la que el examen físico se complemente con estudios de laboratorio e imágenes básicos de acuerdo con factores como el tipo de trabajo que ejecuta el paciente, sus antecedentes familiares y personales así como sus hábitos.

Complejo concepto de medicina preventiva hace referencia a todas aquellas prácticas que los diferentes profesionales de la salud realizan para, justamente, prevenir la presencia de enfermedades o de diferentes situaciones en las que la salud se puede poner en peligro. Decimos que es una noción compleja ya que es usualmente difícil establecer una clara línea entre la medicina preventiva y la medicina curativa (aquella que ejerce actividades de cura) porque en cierto sentido también la medicina curativa busca prevenir que aquella condición de ausencia de salud total se vuelva aún peor. Sin embargo, podemos comprender que la medicina preventiva es aquella en la que todavía no se ejercen sobre el organismo ningún tipo de tratamiento o cura si no más bien cuidados previos que tienen que ver con una mejor calidad de vida.
Una de las acciones más importantes y definitorias de la medicina preventiva es la creación de hábitos y costumbres que hagan que las personas lleven una calidad de vida más saludable, segura y duradera. En este sentido, la prevención se puede realizar a través de campañas y de la generación de espacios en los que se difunda la información correspondiente sobre la prevención de enfermedades comunes a una región o a una determinada etapa del año (por ejemplo, los estados gripales en invierno).
Así, la medicina preventiva se vuelve especialmente importante y vital en aquellos ámbitos en los que no se cuente con espacios de hábitat higiénicos, saludables y seguros. Los sectores donde viven los grupos sociales más humildes requieren, por tanto, mucha más presencia de la medicina preventiva que, si actúa correctamente y logra resultados efectivos, aliviana mucho más el trabajo de la medicina curativa.
Hay muchas enfermedades o condiciones que pueden darse en una sociedad y que pueden afectar a la misma en su conjunto o a diferentes sectores (grupos humildes, niños, ancianos, discapacitados, etc.). Así, la medicina preventiva debe efectuar un largo y profundo trabajo no sólo de concientización si no también de brindar materiales y elementos (como fármacos, material descartable, etc.) a aquellos que más lo necesiten antes de que la enfermedad se haga presente.
Entendemos por medicina alternativa a todas aquellas prácticas medicinales que queden por fuera o que no sean reconocidas por la medicina occidental y que puedan tener como base otras culturas medicinales como las provenientes de Oriente o la América precolombina. La medicina alternativa es común hoy en día debido al interés de muchas personas por acceder a tratamientos considerados más naturales y sanos que dependen más de los elementos de la naturaleza y menos de sustancias químicas y farmacológicas como las que se suelen utilizar en la medicina occidental. Sin embargo, la medicina alternativa presenta muchas limitaciones a la hora de resolver situaciones de complejidad mayor debido a que el alcance de sus componentes no es tan extenso.
Normalmente, la medicina alternativa se basa en dos pilares principales: por un lado, en el uso de componentes naturales que se obtienen directamente de la naturaleza y que puestos en combinación resultan en variados medicamentos que se consiguen en diferentes formatos (gotas, aerosoles, cremas, ungüentos e incluso pastillas o píldoras). Por otro lado, la medicina alternativa también recurre a terapias y tratamientos no invasivos que se estructuran alrededor de sistemas de meditación y relajación ya que se cree que muchas de las dolencias y complicaciones actuales que sufren las personas se relacionan con el stress y los hábitos de la rutina diaria.
En muchos casos, la medicina alternativa puede ser más efectiva que la medicina occidental debido a que el uso de elementos y sustancias químicas es mucho menor, por lo cual el organismo puede a largo plazo verse menos dañado o afectado por ellas. Además, muchas veces el evitar el consumo de tales sustancias limita la dependencia que se observa en muchas personas (por ejemplo, dependencia de pastillas para dormir, de pastillas para dolores menstruales, para dolores de cabeza, etc.).
Sin embargo, es importante señalar que la medicina alternativa no tiene tanto alcance como la medicina occidental para lograr resolver casos de mayor complejidad en los que la intervención directa es necesaria. De este modo, el recurrir de manera exclusiva a la medicina alternativa puede demorar la resolución de una situación de enfermedad e incluso empeorarla

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